El trazo, la mancha, y el paisaje como argumento, son los rudimentos en la que se sustenta la poética del último trabajo de Miguel Fructuoso, que se expone en estos momentos en el Palacio Almudí de Murcia y que se prolongará hasta el 10 de mayo.
El anti-prólogo que Jaime Jaramillo escribe en el catálogo, es toda una manifestación de intenciones de lo que el visitante podrá percibir y dilucidar sobre la obra de este pintor murciano, quien nos presenta esta vez una pintura menos contestataria y más naturalista en relación a sus trabajos anteriores; pero que sin embargo imprime un tour de force a su obra obteniendo un resultado profundo.
En relación con el interés del artista por la revisión de la historia del arte como ha mostrado en obras anteriores, el título de esta exposición “Pintar Pintura”, establece una analogía de forma casual con una de los axiomas de la abstracción postpictórica americana “pintura es solo pintura”, en la que ambos, axioma y título se proclaman con el objetivo de reivindicar la pintura desde la “pintura” sin más. Es decir, ejercitar un reduccionismo llevando el acto de pintar a su estado esencial.
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