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Las minas de carbón que sostenían la economía de la ciudad de Lens en el norte de Francia dejaron de producir en la década de los ochenta del pasado siglo, provocando una desaceleración económica para la zona, una de las más pobres de este país en aquella época. Treinta años después, uno de estos terrenos se vuelve a explotar para impulsar su economía, apoyándose en una actividad muy propia de nuestro tiempo que conocemos como turismo cultural de masas. El plan fue dotar a la ciudad de una sede del museo parisino del Louvre, conocido como Museo Louvre-Lens y que abrió sus puertas el 12-12-2012. La intención es utilizar esta nueva instalación como reclamo para atraer turismo y dinamizar esta localidad.

Este tipo de proyecto, por poner un ejemplo cercano, ya había sido ensayado y con éxito en Bilbao (1997) con la construcción de una sede de la fundación Guggenheim, en donde las repercusiones urbanísticas fueron notorias; una modificación profunda del paisaje urbano y a su vez la construcción de un icono turístico. Intervenciones que modificaron el territorio circundante, dando lugar a la desaparición de la imagen caduca de ciudad industrial que conservaba Bilbao.

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